Debemos enseñarle a nuestro perro diferentes tipos de paseos. Un día puede ser un paseo tranquilo donde nos sentemos en un banco a leer, para que él aprenda a estar relajado. Otro día puede ser un paseo más estimulante. Uno de los paseos diarios debe ser largo y estructurado, de 45 minutos a 1 hora.
No debes pasar más de 2 o 3 horas con tu perro y ese tiempo deberá ser de calidad. Dentro de ese tiempo entran: los paseos, su higiene diaria, el darle de comer, darle cariño, juegos y el tiempo que practiquéis la obediencia básica o trucos. Cuantos más límites tenga tu perro, y menos exceso de atención, más equilibrado será.
cuando no le des la atención que tu perro quiere, te la va a reclamar, en forma de ladridos, de pis y caca o destrozando tu bien más preciado. Si no hay ningún exceso, no tendrá nada que reclamar, porque no puedes reclamar algo que no tienes.
Si empezamos a ignorar aquellas conductas de nuestro perro que no nos gustan
y
empezamos a premiar las que sí nos gustan, tendremos a un perro equilibrado
que
vivirá en nuestra sociedad humana en plena armonía.
Una mirada, una palabra o tocarlo, es un premio y es atención.
De otro modo, ignorar a nuestro perro sería: NO mirarle, NO hablarle y
NO tocarle.
